Todos sabemos que cuando nos encontramos sumergidos en un problema, nos podemos enredar de tal forma, que perdamos la objetividad y esto nos dificulte encontrarle una solución. Es aquí, donde no nos vendría nada mal una cambio de aires.
Un cambio de aires, consiste en alejarse físicamente de aquella situación que nos genera tal problema o que tenemos asociada a nuestro problema.
Generalmente implica, salir de algún entorno cotidiano que forma parte de nuestra vida y día a día.
Lo ideal sería, que pudiésemos irnos de viaje a un lugar, cuanto más exótico mejor o por lo menos hacer una escapada.
Pero, como cada vez que tengamos un problema, no nos vamos a poder permitir este lujo, debemos de buscarnos una forma más practica de proporcionarnos este cambio de aires.
Quizás ayude salir a dar un paseo por algún sitio que sea accesible y que nos resulte agradable.
También ayuda a veces, si nos encontramos en algún lugar del que no nos podemos permitir salir, cambiar de orientación física, para poder seguir analizando el problema
Se trata de darle una perspectiva diferente. Pero, también se trata de parar de pensar, de dejar de dar vueltas al problema, para desconectar y evitar seguirnos enredando más.
Y finalmente, si ninguna de estas opciones nos es válida o posible de llevar a cabo, no olvidemos recurrir a la imaginación. Sí, sí, me refiero a aquel ejercicio de imaginación del que ya os hablé, que nos sirve como ejercicio de relajación y al mismo tiempo es una parada de pensamiento.
Os animo a que lo probéis y una vez comprobéis el efecto que os produce nos lo contéis en los comentarios.