La palabra fracaso no es una palabra fácil de escuchar, peor creo que es decirla y de lo que si estoy segura es que, sentirlo no es nada agradable. Puede tratarse de un sentimiento perturbador, que obstaculiza y puede dañar la autoestima.
Pero, sin embargo, yo en el fracaso, veo la oportunidad de poner a prueba lo que tantas veces repito y es que no es tanto, las situaciones que vivimos, las que nos hacen sentir, sino cómo lo pensamos. La clave está en nuestro pensamiento.
El fracaso, por tanto, puede ser algo que podamos llegar a sentir, pero siempre dependiendo de cómo interpretemos las situación mies.
Nos podemos sentir fracasados porque esperemos, más allá, de lo que una situación pueda darnos. Nos podremos sentir fracasados, porque creamos que debamos recibir mucho más de lo que estemos recibiendo por nuestros esfuerzos. Nos podremos sentir fracasados, porque no sintamos que estemos haciendo lo que realmente queramos…
El caso es que, el sentimiento de fracaso, como tal, no es una realidad, sino un sentimiento que como todos, procede, de nuestra manera de interpretar la realidad. No digo que no lo podamos sentir, pero sí que lo podamos moderar con nuestra manera de interpretar lo que nos pasa.
Nunca nadie nos podrá decir que seamos unos fracasados, podremos decir que nos sentimos fracasados y por eso mismo, podremos cambiarlo.
Si tú, te sientes fracasado y no se te ocurre cómo cambiar tal sentimiento, no dejes de pedir ayuda donde te puedan ayudar a cambiar tu pensamiento, para que este sentimiento cambie a algo constructivo y no te resulte un obstáculo en tu vida.