El Coronavirus llegó a nuestras vidas hace apenas unos meses y entre nosotros continúa, de momento, con poca pinta de querer irse.
Y desde que su presencia está entre nosotros, podríamos hablar de tres tipos de personas, en función a su reacción, sobre todo, desde que salimos del confinamiento.
Los tres tipos de personas de los que hablo son:
Índice
Los negadores.
Me refiero a aquellos quienes actúan como si el virus no existiera.
Esto puede ser o bien porque de una de forma consciente, niegan la existencia del virus. Puede ser por ideas de conspiración de los grandes poderes, como los gobiernos, para tener sometido al pueblo.
O bien, porque a modo de mecanismo de defensa, se han “olvidado” del virus, ya que es algo que no se puede controlar.
La negación ha sido un mecanismo de defensa del ser humano por excelencia, y sirve, precisamente, para eso, para no tenernos que hacer cargo de algo que no podemos controlar.
En este caso, decidimos mirar para otro lado y hacer como si eso no existiera.
Y de primeras, no es erróneo, insisto, es un mecanismo de defensa, que como tal nos defiende, pero siempre y cuando no supere ciertos límites.
En el mecanismo de la negación se utiliza la parada de pensamiento. Se decide parar los pensamientos relacionados con el tema, y por tanto, dejar de actuar en consecuencia.
Sin embargo, aquellos que responden a ideas conspiranoicas, no han decidido parar de pensamiento sino, cambiarlo. No deciden no mirar al virus, sino mirarlo de otra manera. Desde la perspectiva, del “no existe”, de forma consciente.
Los riesgos de los negadores.
Es evidente pensar que los principales riesgos que correrán los pertenecientes a este grupo serán físicos y de salud. Concretamente, riesgos de contagio del Coronavirus.
Los que lo hagan recurriendo al mecanismo de la negación, al no estar viendo limitada su calidad de vida, dispondrán, mientras no sufran la enfermedad, de una salud mental preservada. No están evitando realizar todo tipo de actividades, ni quedar con gente.
Aquellos que, sin embargo, pertenezcan al grupo de los que creen en la teoría de la conspiración, ni siquiera verán su salud mental preservada. La razón de esto es el hecho de estar viviendo una preocupación, por la que han decidido luchar, reivindicar a los gobiernos y manifestarse de diferentes maneras.
Correrán los riesgos psicológicos que implica el ser rechazados por el resto de la sociedad al poner en peligro a los demás, la ansiedad que supone luchar contra supuestas conspiraciones, o el efecto psicológico de tener que afrontar una enfermedad mortal como puede llegar a ser el Coronavirus.
En conclusión, tanto unos, como otros, correrán sobre todo un riesgo físico junto con la afectación en su salud mental y además podrán en riesgo al resto de la sociedad, como consecuencia de sus actitudes.
Los obsesivos.
Son aquellos quienes han decidido, no poner al Coronavirus, en estos momentos, como algo prioritario a la hora de comportarse, sino como lo único.
Digamos que han convertido, el tema del Coronavirus en una obsesión y como tal, está limitando totalmente sus vidas.
Estas personas, en principio, optan por una actitud totalmente protectora del Coronavirus, lo que, llevado de forma extrema, les hace limitar totalmente, su vida.
Son aquellos, que han decidido no salir de casa, absolutamente para nada.
Han dejado de relacionarse con ninguna persona que no forme parte de su ámbito domiciliario.
Y se están privando de cualquier actividad que ellos consideren, les ponga en riesgo, incluso dentro de casa.
Al vivirlo como una obsesión, llegan incluso a niveles, aparentemente, adictivos. Cualquier medida les parece escasa y cada vez van a más.
Esto hace que incluso lleguen a comportamientos compulsivos que muchos de ellos, rozan la irracionalidad. Por ejemplo: lavarse las manos siguiendo siempre un mismo ritual y un número determinado de veces.
Lo que les ocurre a estas personas, de nuevo, en relación con el control, es que, al no poder controlar esta situación, idean la manera de hacerlo, aunque sea irracional.
Riesgos que corren los obsesivos.
Los riesgos que corren los pertenecientes a este grupo, son principalmente, psicológicos.
He de decir que tampoco se libran de los físicos, ya que el control de protección total, frente al virus, todavía no es alcanzable.
Además, las tensiones que sus propias obsesiones les generan, pueden provocar tal alteración emocional, que haga que su sistema inmune se vea afectado. Pueden llegar a somatizar tales emociones, incluso generar una bajada de defensas que les haga más sensibles al virus y a otras tantas amenazas.
Sin embargo, su principal riesgo, insisto, será el psicológico. Llegarán a entrar en un estado de neurosis obsesiva, que genere altos niveles de ansiedad y que además llegue a desembocar síntomas depresivos.
Estos últimos provocados por la prolongada exposición a niveles de ansiedad y por la privación de Refuerzos positivos, al limitar sus vidas.
Dejar de estar activos y privarse de relaciones sociales, son factores influyentes en el desarrollo de un trastorno Depresivo.
Ni que decir tiene, el riesgo de desarrollar un Trastorno Obsesivo-compulsivo como consecuencia de las posibles compulsiones en su conducta.
Los moderados.
En este tercer grupo encontraremos a aquellos, que han decidido una actitud moderada ante el virus. Esto consiste en poner el criterio del virus como prioridad en la mayor parte de sus decisiones, pero no, como lo único.
Son aquellos que asumen riesgos a la hora de hacer su vida, pero diferenciando entre lo posible y lo probable.
Son aquellos, que aún limitando su vida, ya que han dejado de hacer cosas que formaban parte de su normalidad, también han decidido reinventarse.
No han dejado de ver gente, siempre con mascarilla y respetando la distancia social.
No han dejado de llevar a cabo ciertas actividades, no renunciando al mismo tiempo a esas medidas de protección como al uso de gel hidro-alcohólico de forma frecuente.
Riesgos que corren los moderados.
Estos, como buenos pertenecientes al término medio, correrán riesgos de salud física y también mental. Pero todos ellos, serán riesgos bastantes controlables y por tanto no tan difíciles de solventar.
Evidentemente, corren ciertos riesgos físicos frente al contagio del virus, porque no dejan de exponerse. Repito, que a día de hoy, el virus no es 100% controlable.
Al mismo tiempo, por estas exposiciones pueden generarles, sentimientos de culpa que podrán convertir en responsabilidad, cuando asuman haber cambiado el criterio prioritario del no contagio, de forma temporal.
También aparecerán sentimientos de culpa, al no permitirse estar más cerca de sus seres queridos, dándose besos o abrazos. De nuevo aquí, rápidamente, podrán cambiar su culpa por responsabilidad recordándose que en estos momentos lo más importante es la salud y pueden manifestar su amor de otras maneras.
A veces, les pueden venir sentimientos parecidos a ser más “tontos” que los demás, cuando al compararse, por ejemplo, con los negadores, vean que están privando de hacer cosas que les apetecen hacer.
Pero al final, para ellos, todo esto, será un ejercicio de Reinvención de sí mismos, Reconstrucción de sus vidas y Resiliencia ante la situación.
Siempre valiéndose del argumento de la temporalidad, con la esperanza de que esto en algún momento cambiará.
Conclusiones sobre los 3 tipos de personas ante el Coronavirus.
Existe un elemento común a partir del cual podemos describir estos tres grupos de personas. Este elemento esencial será el control.
En base a la capacidad de control:
Los negadores: deciden obviar o negar la existencia del virus, bien mirando para otro lado o bien, dando un giro y diciéndose que se trata de una invención.
Los obsesivos: queriendo controlar al 100% el virus, llegan a intentar controlar lo incontrolable. Les cuesta aceptar que no todo se puede controlar, obsesionándose con ello y llegando a medidas compulsivas e irracionales. Algunas incluso más peligrosas que el propio virus.
Lo moderados: aceptan que no todo se puede controlar, asumen sus riesgos, trasformarán sus culpas en responsabilidad y así desarrollarán una capacidad de Resiliencia ante esta situación por la que estamos pasando todos.
Es obvio, que la presencia del Coronavirus, nos está pasando factura a todos, tomemos la actitud que tomemos, tanto de forma física como mental. Está claro, que unas actitudes, serán menos peligrosas que otras.
Tú puedes decidir, por cuál de ellas optar.
Y si tomada tu decisión, no sabes cómo hacerlo. En Psicologoparati, estaré dispuesta a ayudarte.