Poner el foco es la medida necesaria para superar la dispersión.
Se dice que el cerebro humano tiene la tendencia de dispersarse. Que tenemos esa capacidad, la de la dispersión, no hay duda. De lo que ya no estoy tan segura es que sea más una cuestión de estructuras cerebrales y no una cuestión de necesidad de control.
El ser humano es controlador por naturaleza y de ahí viene nuestra tendencia a abarcarlo todo. Esto al mismo tiempo hace que, no nos centremos tanto en aquello en lo que realmente nos queremos centrar.
Y de esto se trataría a la hora de poner el foco: CENTRARSE.
Existen distintas técnicas que nos pueden ayudar a poner el foco. Estos son mis truquillos:
– En primer lugar, recomiendo hacernos listas con todas aquellas tareas que nos planteamos hacer.
– Una vez hayamos elaborado nuestra lista, debemos de marcar nuestras prioridades, sea cual sea el criterio que elijamos para ello. Puede ser una cuestión de urgencia, puede ser una cuestión de interés o valor intrínseco de la tarea…
– A cada una de estas tareas, recomiendo atribuirles un horario. Por lo menos una hora de comienzo de la tarea. Ponerle una hora de finalización, dependerá de la longitud e esta. Si la tarea es larga, que no se acaba en un día, tendremos que limitarla en tiempo. Por ejemplo: una hora que dedico para escribir mi libro, cada día.
– Y por fin, llega el momento de PONER EL FOCO. Es el momento en que sólo y exclusivamente, nos centraremos en esa tarea. Sin pensar en ninguna más. Dedicando sólo y exclusivamente mi pensamiento y mi tiempo, a esa tarea que tengo anotada en mi agenda para ese momento.
Un remedio de lo más casero, para poder llevar a cabo esto, es utilizar alarmas. El momento en que suena la alarma, me indica que debo ponerme automáticamente, a aquello que tengo anotado en mi horario.
Esta es la manera más práctica que tenemos de PONER EL FOCO, aplicable a nuestras tareas del día a día y para evitar la dispersión.
Pero si extrapolamos esta expresión, a algo más profunda, existencial y global respecto a nuestra vida… ¿Qué tal si ponemos el foco en nosotros mismos? ¿Sabemos cuáles son nuestras prioridades? ¿Sabemos cuáles son nuestros objetivos? Debemos tener en cuenta, que estos cambian en función al momento de nuestra vida en que nos encontremos, pero creo que si que hay una prioridad por excelencia que es nuestra vida y un objetivo fundamental, la felicidad.
Si te cuesta establecer este diálogo contigo mismo, a partir del cual marcar las prioridades que hay en tu vida y te cuesta poner el foco en ello, por tanto, acudir a una terapia podrá servirte de ayuda. He aquí un ejemplo más de cómo se puede acudir a terapia sin la necesidad de sufrir una patología.