¿Necesitamos controlar?

Aunque es algo que ya he mencionado en algún apartado anterior, quisiera entrar en profundidad sobre la necesidad del ser humano de controlar.

Y es que, esta es una característica que nos define como animales racionales que somos. La del control. Somos animales controladores.  Aunque unos más y otros menos, queremos poner un orden a las cosas, clasificar el mundo, buscar una explicación a todo lo que sucede y a todo lo que nos rodea…

De ahí surgen las inquietudes científicas, al igual que planteamientos filosóficos e incluso la derivación en las creencias religiosas… Por querer dar una explicación al mundo y lo que sucede en él…

Sin embargo, algo que debemos aprender ya que es fundamental para nuestra salud mental, es que no todo se puede controlar. Es importante aceptar que no podemos controlar lo incontrolable. Que hay aspectos incontrolables para todo ser humano y que hoy otros, que mientras sí son abarcables para mí, no tienen por qué serlo para ti.

A mí me gusta verlo y así explicarlo, como si de una cuestión de círculos concéntricos se tratara. ¿Os imagináis una diana de las que se utilizan para jugar a los dardos? ZonasControlCada uno de los círculos de la diana, explicarían nuestra posibilidad de controlar de manera inversamente proporcional. El primero de ellos, el del radio más pequeño, indicaría el control sobre nosotros mismos, donde podemos invertir el 100% de nuestros esfuerzos en controlar, porque nos saldrá rentable. Ahí, es donde podemos controlarlo todo. A medida que aumenta el radio de cada uno de esos círculos que componen la diana, vamos a ir pudiendo controlar en un menor porcentaje. Y volviendo a utilizar, términos de rentabilidad, si invertimos nuestros esfuerzos de control en círculos lejanos, la inversión, nos puede salir cara. Podemos llegar a perder el control al 100%. No conseguiremos controlar nada, ni siquiera a nosotros mismos, lo que implica entrar en estado de enfermedad.

A veces, nos creemos que controlamos cuando en realidad no lo estamos haciendo. Esto sucede ante determinados comportamientos rígidos, basados en rituales, donde nos exigimos llevar a cabo nuestro comportamiento, de forma metódica. Es el caso de las supersticiones o elevadas a un máximo extremo, el caso de las compulsiones propias del trastorno Obsesivo- Compulsivo.

¡Si! Parece que suena fuerte esto de hablar de un trastorno psicológico conocido por muchos como puede ser el TOC. Pero realmente, debemos de saber que es el máximo extremo de un continuo de comportamientos tan propios del ser humano y por tanto, en principio, de lo más saludables. Volviendo a nuestro ejemplo, entraríamos en el TOC, si invertimos nuestros esfuerzos de controlar en el círculo más amplio de nuestra diana, llegando a creer que lo estamos consiguiendo, que controlamos, estamos perdiendo el control sobre nosotros mismos, sobre nuestros pensamientos, sentimientos y nuestro comportamiento. Volviendo a lo que comentábamos al comienzo, solo aceptando que hay muchos aspectos incontrolables en nuestro mundo, en la realidad que nos rodea…, conseguiremos no caer en ese problema que puede llegar a llevarnos a una auténtica enfermedad. Motivo bastante común por el que se acude a consulta.

¡No! Por supuesto, que no os quiero asustar con el peligro de caer en una enfermedad. Solo os quiero invitar, a que, ante cualquier problema, dilema o preocupación que se os plantee, os preguntéis: ¿estoy haciendo todo lo que puedo en este momento? Si es así y el problema no se ha solucionado, debemos de aparcarlo a un lado. Seguir dando vueltas, implicaría tratar de abarcar otros círculos sobre los que yo no tenemos control. Espero os ayude el ejercicio.
Y si lo veis necesario, no dejéis de acudir a terapia…

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