Dedicando esta entrada a algunos de los grandes tópicos, pero a la vez, muy ciertos aspectos que se trabajan en una psicoterapia, he decidido hablar de los extremos.
Me gustaría empezar, con uno de esos tópicos más generales: todo aquello que se lleva a un extremo, acabará siendo perjudicial.
Y a partir de aquí, todo lo que exponga será fácil de entender.
Además me quiero apoyar, en entradas anteriores, en las que hablando del sentido de la responsabilidad o del perfeccionismo, ya comenzaba a ir por esta línea.
En ellas, repito varias veces que dirigirnos hacia cualquier extremo, implicará dejar abandonados otros polos. Si además, le añadimos, la básica de que todo no se puede abarcar…
Sigamos por aquí, y no olvidemos que tampoco es posible controlarlo todo. Por tanto, tampoco podremos agradar a todo el mundo…
Ser ordenados es bueno, se supone que debería ser práctico y ayudarnos a tener una vida mejor… Pero claro, si no nos lo planteamos de forma extrema. Ser extremadamente ordenados, acabará siendo una limitación en nuestra vida.
Yendo por otra línea, pero subyaciendo también a los extremos, no es sano, por ejemplo, que nuestra única fuente de disfrute sea una. Es decir, que solo seamos capaces de disfrutar haciendo una sola cosa. ¿Qué pasaría el día que no la podamos hacer?
¿Qué pasaría, si dedicamos la mayor parte del tiempo de nuestra vida a una única actividad?
¿Qué pasaría si solo contásemos con una única persona, a la hora de pedir ayuda?
En resumen, si os dais cuenta, en realidad, solo estoy hablando de “todos” y “nadas”. Y es que en esta vida, donde reina la incertidumbre, ni nada es todo, ni todo es nada.
Esta es una de las grandes irracionalidades que cometemos en nuestra manera de pensar y que podremos resolver, mediante la confrontación. Haciendo que nuestro pensamiento se parezca lo máximo posible a la realidad.
Es imposible que “todo me salga mal”, que “en el mundo, nada sea bello”, que “todos los hombres sean iguales”… Y así, miles de ejemplos más, que si hacemos por confrontar, conseguiremos reducir buena parte de nuestro sufrimiento.
Como conclusión os animo a tener más en cuenta, los términos medios y a vivir lo que os suceda con la “máxima” moderación… ¡¡¡¡Y que vivan las paradojas!!!