Lo posible y lo probable

Uno de mis grandes lemas en consulta es el de que debemos diferenciar entre lo posible y lo probable. Pero…¿a qué me puedo referir con esto?

Principalmente, a todas aquellas veces en las que, por nuestro afán controlador, nos empeñamos en adivinar el futuro, haciendo previsiones que generalmente resultan muy dañinas.
Pongamos un ejemplo: “cuando salga a la calle, me puede caer una teja en la cabeza”.
En principio, es bastante real está frase…pero, el problema está en que en la mayoría de los casos se nos olvida entender “ el puede” y lo podemos llegar a entender como un “sucederá”. Y ¿qué nos supone esto?
Que sufriremos como real, algo que solo debemos vivir como una hipótesis. ¿De qué nos sirven este tipo de pensamientos? Me atrevería a decir, que en realidad de nada bueno…porque, ¿qué haremos? ¿Saldremos con un casco en la cabeza por si acaso…? o lo que es peor…¿nos quedaremos encerrados sin salir?
Como probablemente ninguna de esas cosas las lleguemos a hacer, este pensamiento, solo nos sirve para vivir con miedo y en tensión. En resumen, para sufrir.
Quizás os parezca un ejemplo un tanto absurdo…pero, reconozcamos que pensamientos de este tipo tenemos constantemente y en lo referido a cualquier aspecto de nuestra vida… “ Me despedirán del trabajo…” Mi hijo puede tener un accidente”, “Mi pareja me va a dejar”…
Posible es todo… probable, no tanto… y si no, analicemos qué datos tenemos que nos aproximen a esa realidad…
Como llegaréis a comprender, pensamientos de este tipo nos surgen con bastante frecuencia, pueden ser normales. Recurramos a otro de mis lemas: “que sea normal, no significa que no debamos luchar contra ello”. Y por eso puede ser esta lucha, uno de los grandes objetivos de una terapia que ayudarán a mejorar nuestra vida.

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