La terapia por objetivos

En una primera sesión de psicoterapia, me gusta explicar al paciente en qué consiste mi trabajo y cómo suelo desempeñarlo. Me gusta explicarle que hay una serie de sesiones las cuales dedico al diagnóstico o evaluación. Esto implica recoger información sobre distintos aspectos del paciente y sobre el motivo que le trae a consulta, para establecer unos objetivos.

Una vez marcados tales objetivos, comienza la fase de tratamiento. Lo cual, no significa que a lo largo de nuestro trabajo, no se puedan establecer objetivos nuevos o incluso remodelar, los ya, previamente marcados.
Y es que, en eso consiste una terapia, en un trabajo por objetivos.
Con esto, quiero decir que, no se trata de venir a consulta únicamente a hablar y a desahogarse. Tampoco se trata de traer tus problemas a consulta para que alguien te los solucione, como el que lleva el coche al taller y se lo trae de vuelta a casa, totalmente arreglado…
Se trata de tener siempre bien marcados los objetivos con los que se acude a tal proceso de aprendizaje y trabajar en esa dirección con la ayuda y la constante supervisión objetiva del profesional.
No se trata de creer que una terapia o un terapeuta es mejor o peor, en función al tiempo que nos dedique.
Se trata, de que la terapia nos genere la suficiente confianza como para poder alcanzar los objetivos marcados.
Como ya comentaba en la entrada de la semana pasada, precisamente, porque trabajamos por objetivos, el fundamento de la terapia no se limita a los momentos en que trabajamos en sesión. Se trata de todo un trabajo continuado, que se ejerce día a día desde el momento en que asumimos el compromiso de iniciar este camino.
Como siempre, te animo, a tí, que me estás leyendo, a que aportes tu opinión y si tienes alguna duda, no dejes de planteármela.

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