Muchas veces me pregunto: de verdad, ¿existe la maldad en el ser humano?. ¿Existen personas malas?
Pienso que, la maldad existe, porque si no, no se podría calificar ciertos actos como malignos…
Pero, sin embargo, no creo que existan las personas malas. Creo que aquel ser humano que hace “el mal” de una forma intencionada, no es una persona “mala”, sino enferma.
Enferma, porque podría estar actuando de una forma defensiva, detectando agresiones donde no las hay…
Enferma, porque puede estarle costando diferenciar lo que está bien, de lo que está mal y por eso llega a llevar a cabo esos actos de manera intencionada…
Pero, sobre todo, enferma, porque volviendo de nuevo a mi argumento de ser animales, además somos animales sociales. Como muchas especies de animales, disponemos de ese instinto de supervivencia y de supervivencia de nuestra propia especie. Así que “lo sano” o “natural” sería no hacer daño a los nuestros.
Planteándolo así, la maldad del ser humano, en términos de enfermedad, sería necesario clasificarla dentro de las enfermedades mentales. Obviamente, se trataría de un problema de conducta, donde por tanto, previamente ha habido una interpretación de unos hechos y la aparición de unos sentimientos (o ausencia de estos) que han acabado derivando en un acto como tal.
Entonces, ¿se podría tratar en consulta de psicoterapia? Se podría si se quisiera. Y por esto me refiero a que, para ello sería necesario que el paciente presentase la demanda, que le sirviese como motivo de consulta… Y es ahí, donde encontraríamos la complicación y el obstáculo.
Sería difícil (no imposible), que una persona que no diferencia entre el bien y el mal, acuda a consulta de psicología, planteando esto. Sería más probable, que lo le trajera a consulta, fuera las consecuencias de sus actos y quizás a partir de ahí, concluyese que algo no está marchando bien.
También, sería difícil (no imposible), que alguien que detecta amenazas irreales, que le hacen defenderse con agresividad, plantease este motivo de consulta. Más bien creo, que acudiría, en todo caso, sintiéndose víctima y no verdugo.
Sería muy difícil, que alguien, viniese a consulta diciendo que como animal social que es, está faltando a su instinto de supervivencia de su propia especie…
Pero, creo, que ésta, mi reflexión, puede ayudar sobre todo, a aquellos que realmente sufren o han sufrido a personas “malas”. Porque parte de su terapia, puede ser la de aparcar el rencor. Incluso la de perdonar… Planteando tales actos, en términos de enfermedad.
En esos casos, esto nos puede ayudar.