Muchas veces, los pacientes en consulta, comentan sus sueños. Esto es lógico, porque como pensamientos que son, esas ideas que proyectamos en nuestro cerebro, aunque estemos dormidos, generan en nosotros emociones. Algunas de ellas dignas de trabajar y necesarias de manejar.
Hay corrientes de la psicología, más de tendencia dinámica (como es el psicoanálisis) que han llegado a elaborar teorías sobre la interpretación de los sueños, dada la implicación del subconsciente en ellos.
Sin embargo, desde la corriente en la que yo trabajo, me guio más por la explicación más científica que existe sobre nuestros sueños. Esta es la de, durante la fase de sueño REM (aquella en la que soñamos) es tal la amplitud de las ondas, por el impulso eléctrico, que se producen en nuestro cerebro, que llegan a abarcar áreas de éste, donde tenemos almacenados recuerdos, que se ven estimulados y que terminan por hacerse conscientes. Estas imágenes o recuerdos, durante ese momento de estimulación, se juntan y acaban montando una “película” que es la que vivimos en el sueño. Por eso a veces, en nuestros sueños aparecen imágenes que nos cuesta reconocer, ya que pueden ser imágenes que han quedado grabadas en nuestro cerebro, sin ser conscientes de ello. Pero lo más común es soñar con cosas que nos han pasado recientemente o que nos preocupan. Esto es porque, al ser algo cercano o a lo que estamos dando vueltas, abarca más espacio de nuestro cerebro y por tanto más probable de verse estimulado por la amplitud de onda cerebral.
Así que, cuando soñemos, no debemos de preocuparnos demasiado por aquellos contenidos que aparezcan, ya que pueden ser fruto totalmente del azar.
Ya sabiendo esto, por otro lado, podemos empezar a controlar también la parte emocional que se produce en nuestros sueños. Me refiero a que, como pensamientos que son, en nosotros generan emociones que pueden prolongarse incluso a los momentos de vigilia. Emociones que se producen, a veces, tan intensas, que nos pueden llegar a despertar e inquietar… Por ejemplo, la angustia que producen las pesadillas. Muchas de estas emociones, simplemente debemos de aceptar y dejar que sucedan, ya que han podido tener lugar por una cuestión de azar, como antes comentaba. Pero otras, pueden ser proyecciones de emociones que estemos viviendo en este momento de nuestra vida y que deciden aparecer en nuestros sueños. Esto es lo que hace, que esta explicación tan puramente científica no se aleje en absoluto de aquellas teorías de Freud, sobre el simbolismo en nuestros sueños. Porque podemos soñar con imágenes, contenidos que no resultándonos familiares, despierten en nosotros emociones que sí estemos sintiendo en el momento actual.
Así que, cuando soñemos, debemos preguntarnos qué emoción produce en mi esto con lo que he soñado y si se corresponde con algo de lo que estoy viviendo en mi realidad. Si es así, y se trata de una emoción negativa, es en mi realidad donde debo cambiarla.
No olvidemos que nuestros sueños, son pensamientos, conscientes o inconscientes, pero pensamientos al fin y al cabo.
Hay sueños que nos encanta tener porque producen una emoción maravillosa y sin embargo creemos no poderlos provocar voluntariamente… ¿y… por qué no? ¿por qué no soñar despiertos?