Creo que es bastante frecuente haber oído el término de astenia primaveral, pero,¿ hemos oído hablar de la astenia otoñal?
Obviamente, hayamos oído hablar de ello o no, existe. Podemos decir que la astenia otoñal consta de una serie de síntomas basados en la sensación de decaimiento, apatía, falta de energía, incapacidad para disfrutar de las cosas, incluso tristeza. Además estos síntomas pueden venir acompañados de episodios de ansiedad, que probablemente debido a una interpretación incorrecta de estos síntomas, puede llegar a derivar incluso en un trastorno de ansiedad digno de trabajar en terapia.
Pero, ¿a qué es debida la aparición de estos síntomas? La hipótesis en la que me baso es en la de principalmente el cambio. Es imposible negar que cuando llega el otoño, se producen una serie de cambios en nuestra vida: cambia el tiempo, cambia la luz, cambia la duración de los días… si además le añadimos los cambios sociales y convencionales del tipo cambio de hora o incluso vuelta de vacaciones y retomar la rutina…. Llegamos a la conclusión de que ante tal cantidad y diversidad de cambios, debemos poner en funcionamiento nuestros mecanismos de adaptación que hacen que siempre de alguna forma nos sintamos alterados.
Veo importante hablar de esto, porque creo que es importante que nos conozcamos y nos podamos llegar a entender. Creo que desde una aceptación de nuestro funcionamiento, conseguiremos que lo que en principio son síntomas debidos a reacciones normales, como decía antes, por una mala interpretación e incomprensión y por tanto por un mal abordaje, podemos llegar a derivar en trastornos. He de deciros que en la época de otoño las consultas de psiquiatría y psicología se llenan y aunque el trabajo de terapia en estos casos, sobre todo se base en explicar y hacer entender todo esto, una de mis básicas es la de: «que sea normal, no significa que no debamos luchar contra ello”. Como decía el refrán: “más vale prevenir que curar”. Por ello, si llegada esta época, llegáis a sentiros de manera similar, no dejéis de recurrir a la ayuda de una profesional.