Fobias

Supongo que muchos imaginaréis que acudir a terapia para tratar fobias es algo muy común.
Y aunque sufrir alguna fobia es algo bastante general, muchos no sabrían definirlas.

Las fobias son miedos vividos de manera extrema y por tanto, irracional, que llegan a limitar nuestra vida.

Generalmente a consulta llegan lo que llamamos fobias específicas, que son aquellos miedos hacia un estímulo concreto, lo que puede ir desde animales, como perros, pájaros, serpientes, ratones…; medios de transporte como, aviones, el metro, el coche; hasta situaciones más genéricas y poco tangibles pero que para aquel que sufre la fobia, tiene bien localizadas. Esto podría ser quizás los espacios cerrados, hablar en público, lugares con gente…
Aquí he enumerado algunas de las fobias más comunes, pero mi experiencia en consulta me ha enseñado que en realidad, nuestras fobias pueden ser infinitas y que aunque dos personas distintas puedan sufrirlas ante un mismo estímulo, las sufrirán de manera muy diferente y en concreto centrando su atención a elementos de tal estímulo muy distintos.
Realmente, nuestras fobias, como sensación que son (en este caso de miedo), están provocadas por uno o varios pensamientos. Generalmente pensamientos anticipatorios sobre algo que va a suceder y por tanto irracionales (ninguno somos adivinos del futuro por muy próximo que sea). Muchas de nuestras fobias son generadas por un mal aprendizaje generado por una experiencia. Por ejemplo, si en una ocasión nos mordió un perro, esto puede acabar provocando una fobia a los perros. En este caso, el pensamiento irracional es que todos los perros o los perros de una característica concreta nos van a morder. Por eso se genera el miedo.
Padecer miedo, significa sufrir ansiedad. Como ya comentaba en su respectivo enlace, la ansiedad es esa respuesta que nos protege de las amenazas. Lo que por tanto, ese estímulo concreto que nos provoca la fobia, es lo que se entiende como amenaza en el caso de la fobia, pero en este caso, se percibe de forma tan amenazante que llega a generar altísimos niveles de ansiedad que llegan a volverse en nuestra contra.
En relación a esto último, mencionar lo que es la Agorafobia. El término Agorafobia significa miedo al miedo. Hay ocasiones en las que por sufrir una fuerte ansiedad (de esa que se vuelve en nuestra contra), aunque no haya sido generada por la situación en sí, en nuestro cerebro, que tiene una gran capacidad de aprendizaje, se produce una asociación con algunos de los estímulos que hay a nuestro alrededor, y se acaba produciendo el miedo a ese tipo de situación. Mejor dicho, a que ante una situación similar, volvamos a sufrir un episodio similar. El problema de la Agorafobia es que tiene una gran capacidad para generalizarse y por esto mismo de la asociación, puede acabarse enfocando hacia distintos momentos.
Hace no mucho, me preguntaba una paciente si las fobias se superan. Por supuesto que se superan y la manera de hacerlo es enfrentándonos a ellas. Es decir, enfrentándonos a esos estímulos que nos provocan miedo, tal número de veces como para demostrarnos a nosotros mismos, de una forma racional, que eso que pensamos que va a pasar, finalmente no pasa.
Pero a parte de esto de la racionalidad, también contamos con el fenómeno de la desensibilización. Ese fenómeno digamos puramente fisiológico, por el cual, al enfrentarnos durante un espacio de tiempo a un estímulo que genera en nosotros una reacción, finalmente esa reacción va perdiendo intensidad. Hagamos la prueba y metamos la mano dentro de un cubo de hielo: primero duele, incluso arde, pero finalmente, la temperatura de nuestra mano, se acaba adaptando y nos deja de ser molesto. A partir de este principio la psicología conductual ha elaborado una técnica que nos permite superar algunas de nuestras fobias y que se llama Desensibilización sistemática. Consiste en enfrentarnos de manera progresiva a estímulos similares al que nos genera el miedo, hasta llegar al que nos provoca la fobia.
Esto sólo es una muestra de cómo podemos superar nuestras fobias.
Sólo un apunte más, al principio al definir las fobias, he hecho mención al hecho de que nos limiten. Por eso nuestras fobias pueden estar condicionadas por el ambiente en que vivamos, la cultura de la que procedamos, o incluso la educación que hayamos recibido. Puesto que superar una fobia requiere de un esfuerzo, no nos planteemos superar aquellas provocadas por estímulos que realmente no encontremos en nuestro hábitat. Como decía un profesor mío, no queramos superar esa fobia a los escorpiones si no vivimos en el desierto.

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