El Llanto.
¿Os habéis preguntado alguna vez qué es el llanto? Evidentemente es una respuesta fisiológica que surge como consecuencia de una emoción . Quizás sea uno de los mejores ejemplos de la conexión que existe entre nuestra mente y las reacciones de nuestro cuerpo.
A nivel social, es algo que no está muy aceptado y cuando vemos a alguien llorar, tendemos a decir: “No llores”, cuando lo que deberíamos decir es: “toma mi hombro y llora todo lo que necesites”. Y es que es una de las mejores vías de expresión y por tanto, de descarga de nuestras emociones.
Pero también solemos asociar llanto con tristeza y no es verdad que sólo lloremos cuando estemos tristes. Algunos estudios científicos, tratan de demostrar o averiguar si solo lloramos porque estamos tristes o llegamos a estar tristes porque lloramos. Pero como decía, el llanto no sólo expresa tristeza, también nos sirve para expresar otras emociones como la de rabia, enfado, ansiedad, incluso ternura entre otras…
Una de las más importantes cuestiones que quiero que quede bien clara para todo aquel que viene a mi consulta, es que este lugar, el de mi despacho, es un lugar donde poder expresar las emociones tal y como se necesiten, así que, si se necesita llorar que no duden en hacerlo. De hecho, el paquete de pañuelos de papel siempre está ahí, disponible para ellos. Siendo una de mis más importantes herramientas de trabajo.
Y es que el conseguir expresar nuestras emociones, permitirnos una buena “vomitona” de sentimientos, es algo bastante necesario para avanzar en dirección a nuestros objetivos de terapia. Sesión en la que se llora, es una sesión en la que ya hemos conseguido algo.
Después de un buen “berrinche” conseguiremos ver las cosas de manera distinta. No se trata de llorar y “regocijarnos” en nuestro propio sufrimiento (si es por sufrimiento por lo que lloramos), sino de a partir de ahí, tratar de buscar solución a aquello que nos está haciendo llorar.
También es cierto que no debemos utilizarlo como única vía de expresión. Debemos de buscarnos otras, ya que, no en todos sitios o situaciones, nos podemos permitir llorar. Esto es algo que corresponde a nuestra Inteligencia Emocional y más concretamente a la parte del autocontrol.
Si no encontramos ninguna forma alternativa al llanto para expresar esa emoción y tenemos que reprimirlo, no olvidemos encontrar un momento lo más próximo posible donde sí nos permitamos llorar. De hecho, hay personas que de tanto reprimir, llega un momento en que le es imposible llorar, como si su conducto lacrimal se les hubiese secado.
Cuando algún paciente me comenta que le suceda algo similar, le animo a hacer “ejercicios de llanto”. Se trata de exponerse a algún estímulo (película, imagen, canción…) que les pueda hacer llorar y se permitan ese “buen berrinche”.