Como ya he comentado en varias ocasiones, no siempre se acude a terapia por una patología. Hay veces, cuyo objetivo es el autoconocimiento.
Porque en realidad, de eso se trata. Puede ser que lo que nos haga, en primer lugar, pedir ayuda, sea la sensación de tener un problema. Pero, es que a veces, incluso, en las primeras sesiones, se descubre que aquello que nos llevaba a consulta, ni siquiera es un problema, sino quizás, más bien, una cuestión de adaptación.
Sería la falta de conocimiento de nosotros mismos, de autoconocimiento, lo que nos lleva a ignorar esas herramientas de las que disponemos y por tanto, al no ser puestas en uso, nos acaban generando esa dificultad.
También, como ya he comentado, hay quien acude a terapia con algún objetivo muy concreto como puede ser un estado depresivo, una fobia… y sin embargo, cuando ya ha conseguido resolverlo, decide continuar en terapia para seguir trabajando su autoconocimiento.
Desde el primer momento he definido una terapia como un proceso de aprendizaje. Y ese es el aprendizaje fundamental, el autoconocimiento. Aprender a dialogar con nosotros mismos, a escucharnos, a saber identificar qué es aquello que nos hace sentir de esa manera, es algo que nos debemos de plantear desde el comienzo del proceso.
Entiendo que, para aquel que nunca ha venido a consulta, le cueste entender de lo que estoy hablando. Si te surgen dudas, no dejes de plantearlas o al mismo tiempo, si te apetece compartir tu reflexión, siempre nos resultará de utilidad.