Hace ya algunos meses que no añado ninguna entrada a mi blog y creo que la razón en parte pudiera ser esta. ¿Habré caído también en este agotamiento pandémico?
Índice
Definición de agotamiento pandémico.
Se trata de ese conjunto de síntomas que están apareciendo de forma generalizada en nuestra sociedad.
Hablamos de síntomas semejantes a los de una depresión o incluso a los de un trastorno de ansiedad.
Pero no es que toda la sociedad estemos deprimidos o ansiosos, es que nos sentimos cansados ante este constante ejercicio de afrontar la incertidumbre de manera ilimitada.
Los síntomas de ansiedad surgirían principalmente por esta razón, porque estamos constantemente, mirando al futuro, esperando que algo suceda y vemos que no llega a ser así.
Los síntomas depresivos, sin embargo, surgen en respuesta a esta interpretación que le damos al propio estado en el que estamos. Esta interpretación, provoca sentimientos de tristeza, impotencia, frustración, rabia, desesperación e incluso baja autoestima… De hecho, algunas personas, dicen encontrarse desconcertadas e incluso decepcionadas consigo mismas, ya que, si el primer confinamiento lo llevaron bien, ¿por qué no lo están pudiendo hacer ahora?.
Esa es la pregunta que muchos me hacen cuando en mi consulta de psicoterapia online, les hablo de estar pasando por esto del Agotamiento pandémico.
Síntomas del Agotamiento pandémico.
Según lo que he ido viendo a lo largo de estos meses en mi consulta, puedo decir que se trata de distintos tipos de síntomas: físicos, cognitivos y conductuales.
Síntomas físicos.
De este tipo de síntomas, los más frecuentes con los que me estoy encontrando son:
- Decaimiento y falta de energía.
- Alteraciones en el sueño.
- Alteraciones en el apetito.
- Bajo deseo sexual.
- Síntomas físicos de ansiedad concretos, como hiperactivación, inquietud y en algunos casos aceleración cardiaca.
- Somatizaciones como dolores de cabeza, reacciones dermatológicas o problemas digestivos.
Síntomas Cognitivos-Afectivos.
En este tipo de síntomas me refiero a aquellos que tienen que ver con contenidos de pensamientos que deriva en sentimientos negativos.
Por ejemplo:
- Pensamientos relacionados con el tiempo que llevamos sin ver a algunos de nuestros seres queridos y amigos, llevando a sentimientos de soledad.
- Pensamientos, como decía al principio, de no estar pudiendo con la situación como a lo mejor se pudo en un principio. Este tipo de pensamientos llevan a sentimientos de decepción con uno mismo y por tanto también, baja autoestima.
- También he observado la frecuencia de pensamientos hacia el futuro que también llevan a estados de impaciencia, frustración e impotencia.
Síntomas Conductuales.
Aquí estaríamos hablando de síntomas de lo más diversos.
En estos meses de consulta, a medida que ha ido avanzando el agotamiento, me he encontrado con conductas alteradas que me atrevo a asegurar que surgen en respuesta a la situación.
Entre este tipo de conductas destaco dos principalmente, que además son de carácter opuesto.
Se trata de : medidas de extremo cuidado, fruto de la obsesión, o conductas rebeldes que hacen exponerse al peligro del virus, sin el menor cuidado, poniéndose en riesgo a uno mismo y poniendo en riesgo a los demás.
Medidas de protección extremas e irracionales.
Como ya anunciaba, estas surgen como consecuencia de la obsesión y el miedo extremo al contagio.
De alguna forma, podríamos decir que responden al mecanismo del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), donde fruto de una obsesión surge la conducta Compulsiva, caracterizada por comportamientos irracionales.
En el caso del Coronavirus, ha medida que han ido avanzando los meses, a lo largo de este año, que llevamos con él, hemos ido teniendo más información respecto al virus.
Si tenemos en cuenta que esta información que ha ido llegando, a veces, incluso, ha sido contradictoria, esto genera sensación de descontrol o falta de certidumbre.
Es precisamente, el afán por controlar y la sensación de no control, lo que finalmente deriva en la conducta extrema o compulsiva.
Extrema, porque viendo la incertidumbre, nos queremos agarrar al máximo a la poca certidumbre que tenemos. Irracional, porque dado el descontrol, nos elaboramos nuestra propia medida de control aunque no tenga ninguna lógica. Por ejemplo: lavarse las manos 7 veces.
Es importante decir que en este tipo de conductas, nos encontramos principalmente, con dos tipos de inconvenientes.
Uno de ellos, son las limitaciones que supone llevar acabo determinados rituales irracionales, que no sirviendo de nada, afectan a otras áreas de la vida.
El segundo sería, propio de la obsesión, que llegando a ocupar tanto espacio de preocupación, llega a hacer olvidarse de otros riesgos, llegando a poner incluso en riesgo a la persona. Por ejemplo, si por el exceso del uso de lejía en la higiene contra el virus, llegamos a provocarnos una intoxicación.
En esta línea iría también el riesgo que supone para nuestra propia salud mental, seguir ciertas medidas extremas. Si decido aislarme y quedarme encerrada en casa, pongo en juego ese refuerzo social tan importante que es para nuestra salud psicológica.
Conductas rebeldes y de negación de la enfermedad.
Aquí no me refiero exclusivamente al comportamiento de los propios negacionistas que y, desde el comienzo de la pandemia, por distintos argumentos, negaron la existencia del virus o de tener que llevar a cabo medidas de protección.
Principalmente, me refiero a aquellos que como consecuencia del cansancio, o de la frustración de no ver que esto se acaba, desisten de seguir tomando medidas y deciden rebelarse incumpliendo las normas. Aquí se produce una especie de negación, ya que, aunque son conscientes de que el virus existe y está generando importantes consecuencias, hacen como un bloqueo y se comportan como si lo hubieran olvidado.
Se entienden ambas, tanto las de medidas de protección extrema, como las negadoras, como conductas patológicas, ya que ambas, acaban resultando desadaptativas y ponen en riesgo a la propia persona que las comete y a veces, incluso a los demás.
Algunos tips contra el agotamiento pandémico.
Después ya, de casi un año, haciendo terapia con personas que pertenecen a esta sociedad en pandemia, he podido llegar a algunas evidencias notables . Gracias a ellos, he llegado a la conclusión de llevar a cabo algunas medidas que pueden ayudar a combatir este cansancio.
- Aceptación, entiende lo que te está pasando. No te asustes por aquellos síntomas que se asemejan a una depresión o a un trastorno de ansiedad. No es lo que a ti te pasa, lo tuyo es cansancio pandémico y a pesar de ello, puedes seguir con tu vida, sin verse demasiado limitada.
- El cansancio, requiere de descanso y para ello, lo mejor es parar. Párate de vez en cuando. Seas una persona obsesionada con el virus o no, hazte el propósito de no mirar tanto a él. Que tu vida no gire toda, en torno a este. Cambia el foco.
- En esos momentos de parada, será bueno que ejercites el hedonismo. Busca el placer por el placer, en lo que hagas, aunque desde el punto de vista práctico, no te aporte nada. Recurre al automimo y autocuidado, en estos momentos más que nunca, sin sentirte culpable.
- Estate presente en tu presente y no mires al futuro preguntándote cuándo acabará esto. Tampoco mires al pasado, pensando en lo que ya llevamos aguantado. Sólo pregúntate qué puedes hacer ahora. Para ello, te pueden ayudar ejercicios de meditación y Mindfulness.
- Practica la Resiliencia. Teniendo en cuenta los tres puntos esenciales en ella:
- No preguntarse el por qué, sino más bien el para qué. ¿Qué te puede estar aportando o enseñando esta experiencia?.
- Deja de ser víctima, solo eres una persona afectada por la situación.
- Piensa en lo que tienes y no tanto en lo que te falta.
- Estimúlate con aquello que te puedas premiar cuando todo esto pase: ese viaje con tus amigos, ese abrazo a tus seres queridos, es disfrutar de una comida tranquila en un restaurante…
- Pregúntate qué es lo que más echas en falta en esta situación y trata de reinventarlo para adaptarlo al momento en que te encuentras. Por ejemplo, si echas de menos, el movimiento, los viajes o desplazamientos, el ejercicio físico puede ser un canalizador de esa necesidad.
Y si, a pesar de llevar a cabo estas medidas, tu agotamiento pandémico no cesa en sus síntomas, no dejes de pedir ayuda.
En Psicólogoparati, por medio de la terapia online, estaré encantada de ayudarte. Desde tu casa, de forma cómoda, accesible y segura.